sábado, 19 de noviembre de 2011

Medio pan y un libro, el discurso de Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de su pueblo.

El poeta, casi un niño
16/11/2010 -
Daniel Cardoso Vian, músico y director de la Escuela Provincial de Música, además de condiscípulo del colegio secundario y amigo del director y editor general de El Fisgón Digital, envió a este medio la copia de un texto memorable de Federico García Lorca. Se trata del discurso que el gran poeta granadino preparó con motivo de la inauguración de la biblioteca pública de su pueblo, Fuente Vaqueros. La locución es de septiembre de 1931, cinco años y dos meses antes de ser fusilado por fuerzas franquistas al comienzo de la Guerra Civil Española. Dice bien Cardoso Vian que es un “texto para guardar”. Para guardar y difundir tantas veces como sea posible, agrega quien aquí escribe. Véase si no.


Locución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre 1931.

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: "Amor, Amor", y que deberían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, (padre de la revolución rusa mucho más que Lenin), estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía:

"¡Envíenme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!".

Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más importantes de Europa, que el lema de la República debe ser:"Cultura", porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en los que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz...

Federico García Lorca
 
Visto en "el fisgón digital"

viernes, 18 de noviembre de 2011

CLUB DE LECTURA FRANCISCO VILLAESPESA

Un club de lectura es un grupo de personas que se reúnen, por lo general una vez a la semana, para comentar e intercambiar opiniones sobre un mismo libro que van leyendo en casa. En las reuniones se debate sobre: el estilo literario, la acción, los personajes... y se acuerda la cantidad a leer en los días posteriores, y es ese trozo solamente el que se comenta en la reunión siguiente. Naturalmente cualquiera tiene el derecho a sobrepasar ese límite, pero no puede desvelar a sus compañeros lo que sucede después del punto marcado. La gran aceptación que tienen los clubes se debe, seguramente, a que reúnen dos alicientes:
  • La lectura personal e íntima
  • La posibilidad de compartir esa lectura con otras personas.
Por lo general, las opiniones de los miembros del grupo enriquecen mucho la impresión inicial que cada uno saca leyendo en solitario. 
Ponemos denuevo en marcha el club de lectura Francisco Villaespesa y queremos contar con todos y todas vosotros y vosotras.